miércoles, 26 de diciembre de 2012

Desprenderse

 “Una de las cosas malas que tengo es que nunca me ha importado perder nada. Cuando era niño, mi madre se enfadaba mucho conmigo. Hay tíos que se pasan días enteros buscando todo lo que pierden. A mí nada me importa lo bastante como para pasarme una hora buscándolo."
 J.D.Salinger; El guardián entre el centeno




Amaneceres de ebrio surrealismo...
A veces basta una palabra.
Anomia bajo la colcha de camas sin sábanas...
A veces basta un comentario.
Cábalas...
A veces basta una expresión.


...
Entonces cualquier flaqueza puede resquebrajarse.
Añicos. Sin más.


(¿Quién escribirá nuevas flaquezas?) 
Desprenderse de la debilidad.



lunes, 3 de diciembre de 2012

Gaza

Entonces quizás recordó el aire viciado por el polvo,
los pies trastabilleando sobre montañas de escombros.
El traumático sonido de los cazas, las bombas al caer.
Y taparse los oídos inutilmente.
Niños de caras sucias surcadas de lagrimones deambulando por la calle,
que cuentan palestinos saltando el muro, en vez de ovejas, para dormir.
Niños de cuerpos fríos cuyas lágrimas se han secado para siempre
y que los telediarios de Occidente han rebautizado:
Nombre: Daños. 
Apellido: Colaterales.
 Entonces quizás recordó el lamento de las gargantas quemadas de dolor,
 la desesperación del que araña gravilla y ceniza entre las ruinas de su casa.
Camillas empapadas de sangre y tullidos con heridas sin cauterizar.
El olor de la morgue donde se acumulan, gélidos, los vecinos, los amigos, la familia.
El grito de un pueblo que choca contra el bloqueo.
Contra el muro. Contra un mundo sordo.
Como una piedra contra un tanque.

Quizás la impotencia devoró al miedo encendiendo la rabia que inundó sus pupilas.
Y se encaró. Seguro. Aferrando en su puño la bandera de los oprimidos.


                                                                 PALESTINA LIBRE



viernes, 19 de octubre de 2012

товарищи


"Sé que tengo suerte de teneros cerca,
 no encuentro belleza en los que nunca se rebelan".
P.I.B


 Al otro lado de la ventanilla el paisaje se desdibujaba por la velocidad mientras el cielo presumía una gama de azules oscuros que señalaban la inminencia de la noche.
Eran dos, pero normalmente ocupaban cuatro asientos en el tren. Se sentaban en frente uno del otro y estiraban las piernas sobre el asiento de delante, un gesto de cómodo desenfado que corresponde a la juventud.
Ese día, sin embargo, se sentaron al lado. No por romper tradiciones sino porque era jornada de huelga y el vagón parecía la barraca de un campo de concentración. Nadie quería quedarse en el andén porque el próximo tren podía tardar más de una hora en llegar y los cuerpos se apretaban cual sardinas en una lata de conserva. Cada centímetro susceptible de ser robado al vagón era aprovechado por un nuevo pasajero que encajaba sus pies entre los del resto de viajeros justo antes del cierre de puertas. Ya se preocuparían luego del oxígeno.
Los que viajaban acompañados no hablaban mucho, pues con tanto pasajero la intimidad se había visto obligada a quedarse en el andén. Cualquier conversación sería recibida por varios pares de oídos curiosos o ausentes. Y, sin embargo, en las treguas que les dejaba el sueño entre cabezada y cabezada, ellos intercambiaban opiniones sin preocuparse de las miradas de soslayo que les lanzaban sus comprimidos compañeros de viaje al oír hablar de piquetes juveniles, salvajes cargas a caballo, sindicatos vendidos o compañeros detenidos. 
Y fue ahí, en ese vagón donde la intimidad no tenía cabida, que El Maestro, haciendo honor a su sobrenombre (aunque no fue su sabiduría la que le granjeó este apodo), expuso ante ella una verdad inmensa que quizás llevaban ya un tiempo sospechando:
 “No sé tú, pero yo estoy cogiendo un cariño increíble a esta gente”.




domingo, 14 de octubre de 2012

El cementerio de los libros olvidados

"—Este lugar es un misterio, Daniel, un santuario. Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte. Hace ya muchos años, cuando mi padre me trajo por primera vez aquí, este lugar ya era viejo. Quizá tan viejo como la misma ciudad. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo existe, o quiénes lo crearon. Te diré lo que mi padre me dijo a mí. Cuando una biblioteca desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos de que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo, viven para siempre, esperando llegar algún día a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu. En la tienda nosotros los vendemos y los compramos, pero en realidad los libros no tienen dueño. Cada libro que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien. Ahora sólo nos tienen a nosotros, Daniel. ¿Crees que vas a poder guardar este secreto?" 


               La Sombra del viento, Carlos Ruíz Zafón


"¿Es la primera vez que venís? ¿Sabéis como funciona?". Daniel Semper veía hoy desde mis ojos aquella habitación. Paredes cubiertas de libros apilados hasta el techo, columnas de literatura equilibrista que se balanceaban peligrosamente cada vez que alguien arrancaba una obra de las capas inferiores. Una escalera de mano para alcanzar los estantes más altos y cajas repletas de palabras, celulosa y tapas duras colocadas por el suelo. Etiquetas que rezaban "Arte", "Novela", "Poesía" o "Rarezas" en un intento de organizar el caos literario. Un sofá, una cafetera y todo el tiempo del mundo para barrer con la mirada autores y títulos impresos o grabados en un sin fín de cubiertas de diversos colores, tamaños y texturas.
Sentirse abrumada por tal cantidad de libros y saber que alguno te espera a tí, que saldréis juntos de la sala y que pasarás una a una todas sus páginas en un futuro no muy lejano. Me ha costado, pero al final, como Semper, he encontrado el mío, el que me estaba esperando, debajo de una pila de tomos descolocados... Llevaba mi nombre impreso sin tinta: un libro que tuve una vez de prestado y que no me pude leer...el azar me lo ha devuelto con palabras extranjeras. Dos pájaros de un tiro. O de un libro.
Salir de la habitación con las manos y la sonrisa llenas, sabiendo que vas a volver y agradeciendo que existan rincones así.

Donde no viven los libros olvidados, sino los libros libres, que ni se compran ni se venden.

lunes, 18 de junio de 2012

La lucha que emocionó a Maruxiña

"Hay una lumbre en Asturias
que calienta España entera,
y es que allí se ha levantado,
toda la cuenca minera"
Chicho Sánchez Ferlosio

Vuelan certeras las tuercas, arden las barricadas, 
se tiñe de negro el cielo, se callan las batukadas.
Es la lucha del minero.
Manos que abrazan la tierra, que aguantan al compañero, 
manos que el misil encienden, manos tiznadas de negro. 
Han cortado carreteras y han ocupado las calles 
los que defienden su empleo, la dignidad del obrero 
y la vida de sus valles. 

”Si nuestros hijos pasan hambre...los vuestros verterán sangre”

Si nos siguen vendiendo que hay que abrigar al banquero, 
mientras que para lo público siguen robando el dinero, 
Si nos rescatan con soga y nos la aprietan bien fuerte, 
si gobiernan las mentiras y se esconde el presidente...
Si nos quieren esclavos, si nos secuestran las vidas, 
enseñadnos a golpear sobre sus expectativas.
Que iluminen las linternas nuestro caminar certero 
y que nuestro norte sea el ejemplo del minero.
Pues la lucha que más temen es la de aquéllos que comprenden el problema, 
los que saben que, ante todo, hay que cambiar el sistema.

Hijos del carbón. Pulmones negros. Corazones de metralla.
Laten al compás, tan fuerte, que estallan de pura rabia.

No es terrorismo, es insurgencia. 
Jodida manía de confundir violencia con resistencia.

"Viva la lucha que sus esquemas rompe,
como la de los mineros resistiendo en el monte"
                                                             Pablo Hasél





viernes, 8 de junio de 2012

Horizontes


A tí, que se muere de ganas de verte.
Le fascina tu carácter, tu volubilidad. Libre, indómito, salvaje.
Que no sabes si acaricias o golpeas, si vienes o si vas.
Inmenso, frío, infinito. 

Añora respirarte, los besos salados y las cosquillas en los pies. 
Volverá a buscar cada uno de tus horizontes y sonreirá al ver lo guapo que te pones al atardecer.
Cuando os encontréis echará a correr, los brazos abiertos.
Sabe que tú también irás a su encuentro y acabaréis rompiéndoos en un abrazo instantáneo que le salpicará la sonrisa y el pelo.

Que, como Alberti, los marineros en tierra soñamos con volverte a ver.
P.D.- Ya queda menos, Atlántico.







martes, 29 de mayo de 2012

¡Buongiorno principesse!

Princesa es una de esas palabras que te perforan los oídos con su afilada cursilería. 
Es rosa, es ñoña, es insípida y pusilánime. 
Es la imagen de una dulce y frágil damisela de rasgos delicados y ternura infinita que cepilla su larga cabellera encerrada en una torre, limpia el polvo y canta con las dóciles criaturas del bosque en la cabaña de siete enanos o es explotada por malvadas hermanastras mientras espera ansiosa la llegada de un caballero apuesto y audaz que la libere de su desdichada vida para colmar su futuro de empalagoso romanticismo.

Al menos esa es la idea de azúcar glas que venden los cuentos infantiles cuyos tintes patriarcales yo ya me resistía a digerir en mi más tierna infancia, algo que a mi madre le encanta contar.
Y sin embargo, conozco princesas (el mundo está lleno de ellas) pero las de verdad no son como las de los cuentos... aquí las princesas bailan a otro compás:
Las princesas que conozco no huyen despavoridas a las 12 de la fiesta, noy hay toques de queda ni hechizos que valgan, ellas deciden cuándo acaba la noche. No pierden zapatos de cristal porque no llevan zapatos de cristal. De hecho apenas llevan tacones (los tacones son invento de un misógeno) y, si se cansan de ellos, se los quitan y andan descalzas cual amazonas. No les quita el sueño dormir sobre un guisante; cualquier parque, banco o calle es buena cama si se tercia. No mantienen la compostura y tampoco son las más delicadas: gritan cuando les sale de dentro, dicen palabrotas, opinan de política, corren delante de la policía y detrás de los autobuses, juegan al fútbol, se emborrachan con bolcheviques y bailan con desconocidos. 
No sueñan con el caballero del final feliz pues se enamoran cada día y son igualmente dichosas. 
Tampoco necesitan que nadie acuda a rescatarlas porque ellas se liberan solas.
Ni pudores, ni complejos... que son guapas hasta cuando se despiertan con el maquillaje de la noche anterior restregado por la cara y una sensación en la boca de haber masticado gravilla o lamido contenedores.
Los animalitos no bailan ni cantan a su alrededor aunque de vez en cuando en su perfecta imperfección de princesas reciben, al igual que el resto de los mortales, un excremento gigante de paloma en la cabeza...
Pero siguen siendo princesas. Y hacen cosas de princesas, como lavar el coche, hablar con la boca llena, escupir cerveza en un ataque de risa o enseñar el culo en plena calle.
Aunque no debe engañaros su espontaneidad y su descaro; a veces se ponen tristes, se agobian o se preocupan y son tan tiernas que necesitan mil besos y abrazos para reactivarse.

"Dicen que las princesas no tienen equilibrio, son tan sensibles que notan la rotación de la tierra. Dicen que son tan sensibles que enferman si están lejos de su reino, que hasta pueden morir de tristeza." 
Las princesas que yo conozco son republicanas y no tienen ni quieren reino. Pero al hilo de una sabia frase cinematográfica "tu país son tus amigos y eso sí se extraña", sé que morirían de tristeza lejos de ese "reino" que supone su amistad.
 Y vivieron felices 
(y no comieron perdices porque alguna era vegetariana).





jueves, 24 de mayo de 2012

Las poesías son para el verano



Quiéreme.
Manifiéstate de súbito.

Choquémonos, como por arte mágico
en el Bukowski,
un Miércoles.
Pidámonos disculpas.
Intentemos tirar el muro gélido
diciéndonos las cuatro cosas típicas.
Invitémonos a bebidas alcohólicas.
Escúchame decir cosa estúpidas
y ríete.
Sorpréndete valorándome como oferta sólida.
Y a partir de ahí 
quiéreme.
Acompáñame a mi triste habitáculo. 
Relajémonos y pongamos música.
De pronto, abalancémonos como bestias indómitas.
Mordámonos, toquémonos, gritémonos
permitámonos que todo sea válido
y sin parar,
follémonos.
Follémonos hasta quedar afónicos 
Follémonos hasta quedar escuálidos.
Y al otro día 
quiéreme.
Daniel Orviz
http://poemaquiereme.blogspot.com.es/

miércoles, 9 de mayo de 2012

No es éste el relato de hazañas impresionantes...

Así comienzan las "Notas de viaje" en las que Ernesto Guevara, mundialmente conocido como el Ché, relata sus peripecias a lo largo del continente sudamericano en la aventura que improvisó, junto a su amigo Alberto Granado, a lomos de la Poderosa, una moto que no supo hacer honor al nombre que lucía y que les dejó tirados a medio camino.
Quizá no sea un cúmulo de "hazañas impresionantes", pero acabo de leerlas y dicen mucho de Guevara... además, claro está, de ser capaces de explotar al máximo el potencial de mi imaginación y hacer que me vea sacándome el carné de moto para, en un futuro cercano, echarme a la carretera con alguna buena compañía y sin un rumbo fijo. De eso y de viajar a Latinoamérica, que hace tiempo ya que ejerce una atracción enorme en mi persona.
Divagaciones juveniles aparte, reconozco que el Ché nunca despertó en mí un interés excesivo (por extraño que pueda parecer); supongo que siempre le he considerado un personaje excesivamente mitificado y me abrumaba ver su famoso perfil serigrafiado en chapas, camisetas y quinientos mil productos distintos fuese a donde fuese. 

El caso es que hace poco me surgió la curiosidad y, puestos a saber más acerca de él, qué mejor que leer lo que en algún momento pensó y escribió en un cuaderno. Las notas de viaje son testigo de cómo el Ché, que en sus 23 años todavía era solamente Ernesto o Fuser, adquiere conciencia del mundo en que vive y empieza a definir sus ideas y sentimientos al ser testigo de las miles de injusticias y desigualdades de esta sociedad. En las palabras de Ernesto se aprecia que el viaje supuso para él un cambio en la perspectiva desde la que veía el mundo y en su actitud ante la vida.
Describe con asombro imponentes ciudades, personas de las clases más bajas, paisajes fastuosos, algún incidente y desfortunio en el camino, trucos y picardías para seguir avanzando en la ruta y anécdotas curiosas de las que cualquiera podría ser protagonista.



En sus notas he encontrado un lado de Ché mucho más cercano, más humano de lo que la tradicional seriedad y fortaleza enmarcadas por unas greñas oscuras y una boina con estrella dejan traslucir a quien contempla su imagen. Sus inquietud por los pueblos indígenas, sus amores y desamores, su  convivencia y dedicación a  los enfermos en el leprosorio de San Pablo, su fascionación por la humanidad...
Es más fácil comprender así cómo este joven, que aún no había terminado la carrera de Medicina, acaba convirtiéndose en un icono de la revolución y muriendo en la guerrilla de Bolivia años después.

Creo que se podría decir que el Ché se dejó cambiar por el mundo y luego fue él quién quiso cambiarlo.
Ernesto se rebeló y decidio luchar contra las injusticias que genera este sistema asesino, dejó de ser cómplice de la miseria humana al abndonar la pasividad y la indiferencia, desprendiéndose de la comodidad de una vida familiar, de lo material... sin pedir a cambio más que la satisfacción de ver a la gente ser dueña de sus vidas.

"…y sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo."
"Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor."
Y aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia.... 
Comandante Ché Guevara.




viernes, 27 de abril de 2012

Una olla a presión


Últimamente, cuando leo la prensa, veo el telediario, sigo enlaces escabrosos en twitter o me aferro a los medios de contrainformación buscando un poco de cordura, acabo notando la sangre en ebullición burbujeandome en las venas:

Más de cinco millones de parados y una reforma laboral que facilita el despido libre y a la que ni el ministro cree capaz de generar empleo.
Familias desahuciadas que se quedan en la calle y cuyo piso va a engrosar la colección de casas vacías de unos bancos que han sido rescatados con dinero público; mientras, Rodrigo Rato saluda desde la portada del periódico aireando su carencia de escrúpulos sobre el titular que muestra los millones que gana anualmente.
Veo la impunidad de la Policía Nacional y los UIP, su arrogancia y su agresividad; y veo claramente a quién defienden, los intereses de quién defienden. Leo redadas racistas en las calles y en el Metro y me encabrono pensando que una vida humana pueda considerarse ilegal.
Los corruptos salen limpios del tribunal y se encarcela "preventivamente" y sin juicio a manifestantes.
Se multa con 750€ rebuscar comida en las basuras, pero se aprueba la amnistía fiscal.
Si le debes dinero a  Hacienda estás jodido, pero los equipos de fútbol le deben más que tú, eso sí, que circo no nos falte, que aumente de forma inversamente proporcional a lo que baje el pan. En eso colabora el señor monarca que se va a cazar elefantes a Botswana mientras en su reino más del 25% de la población se encuentra en riesgo de pobreza.
El paro juvenil ya supera el 50% y miles de jóvenes emigran en busca de un trabajo; pero Wert pone solución al problema subiendo las tasas universitarias y recortando en Educación: si no hay cerebros no puede haber fuga de cerebros.
Los recortes en Sanidad hacen peligrar la vida y la salud de los ciudadanos y empiezo a pensar que el apellido de la ministra es una broma de mal gusto. Nos intentan colar el copago aunque sabemos que es un repago, al fin y al cabo para algo sirven los impuestos que pagamos.
Los medios de comunicación mercantilizan la información y manipulan la verdad para proteger a los poderosos ¡qué para algo se han molestado en adquirir acciones en la empresa!.
Los sindicatos nos venden al gobierno para poder lucir un rolex que no conjunta bien con las barbas de marxista que disfrazan una institucion desvirtuada que ha dejado de defender al trabajador para lamer la mano que le alimenta y finjir oposición al capital mientras pacta con la patronal.
Luego veo los esbozos de la reforma del Código Penal y me acojona pensar lo fácil que es ser terrorista en este país y comienzo a plantearme que, además de empezar a ver a España en blanco y negro, puede que a este ritmo acabemos viéndola entre rejas. Llega entonces Puig, que promueve el terrorismo de Estado y nos trae una creación del Fascismo 2.0: "denuncia a tu vecina" proclama la web de los mossos en una página con carpetas personalizadas para identificar a manifestantes. Es un poco el "¿Vives como el culo? ¿trabajo precario? ¿temes que te desahucien?... ¡aún puedes denunciar a tu vecino y sentirte del lado de los vencedores!". Consuelo para idiotas y traidores de clase.
Sube el precio del transporte público, para que puedas invertir lo que ganas con tu trabajo de mierda en pagarte el Metro que te permita llegar puntual a él.
Por otro lado, lo de que el Parlamento alemán conozca antes que nosotros los planes del gobierno y que anuncien los recortes en una nota de prensa me parece deleznable, luego Mariano sale corriendo por la puerta de atrás, porque eso seguro que da confianza a los mercados...
Igual que lo de homenajear fascistas y no ser capaces de condenar una dictadura; tiene cojones que se llame demócrata a quién firmaba sentencias de muerte. Eso en Alemania si que no lo aprueban, que conste.
Si un contenedor o el escaparate de un Starbucks vale más que los ojos, bazos y vidas reventados por las pelotas de goma de la policia, me planteo seriamente la cota de humanidad que le queda a este puto mundo.
Y cada día nuevas detenciones irregulares y arbitrarias a los que protestan contra el sistema: se presentan en tu casa, por sorpresa, encapuchados... Esto con Franco sí pasaba.
Lo peor es que, a este ritmo, cualquier día descubriremos a los abuelos echando de menos las cartillas de racionamiento.
 Que me planteo qué crisis es ésta en la que las grandes empresas siguen sumando beneficios y  los que se suicidan no son brokers, sino ancianos y trabajadores... Apesta a estafa.

Y ante todo esto aún hay gente que se desentiende... el "ya me las apañaré" no puede ser una opción. Es una irresponsabilidad para contigo mismo, tu sociedad y con los que van a venir después, además de una falta de respeto a los que se dejaron la vida luchando por nuestros derechos.
Hay que moverse. Más aún. Decidámonos a vivir y no meramente a existir, dejemos de ser estadísticas y esclavos de un sistema programado para producir y consumir, para alimentar a las grandes fortunas y dejar morir al hemisferio sur. Salgamos a la calle sin miedos y luchemos de verdad, recuperemos nuestras vidas, robemos el futuro que han puesto en venta.


"Perseguís a la gente de quien dependéis, preparamos vuestras comidas, recogemos vuestras basuras, conectamos vuestras llamadas, conducimos vuestras ambuláncias, y os protegemos mientras dormís... así que no te metas con nosotros."

A ver si las calles empiezan a oler a dignidad.

domingo, 15 de abril de 2012

Solo la cultura da la libertad

Uno de los baremos con que se mide el nivel de desarrollo socio-económico de un país, o Índice de Desarrollo Humano, es la educación. No creo que a nadie le resulte extraño este dato, pues la cultura engendra personas libres y mentes críticas, por lo que un pueblo ignorante está destinado al atraso. En consecuencia, debería ser un asunto primordial para cualquier gobierno el proporcionar a sus ciudadanos una educación de calidad. Sin embargo, en los últimos años vemos como el papel de la educación está siendo subestimado por los gobiernos.

En los últimos meses hemos visto como los recortes en educación obligatoria han sacado a la calle a la “marea verde”: miles de profesores, alumnos y familias que, bajo el lema “escuela pública: de todos, para todos”,  han protestado por el ataque que ha sufrido este servicio público por parte del gobierno con la excusa de la austeridad.

Por su parte, la Universidad, también está siendo objeto de proyectos y reformas que degradan la calidad de la educación al poner a la institución en el punto de mira de los intereses económicos. El polémico Plan Bolonia se presentó como un avance en la estructuración de la educación superior: un modelo dinámico en el que prima la asistencia obligatoria, la enseñanza práctica y de mayor calidad enfocada a la salida al mundo laboral, que favorecería el aprendizaje del alumnado al establecerse un sistema de evaluación continua con pequeños ratios de alumnos por clase, que facilitaría el reconocimiento de títulos en Europa al homogeneizarse las titulaciones y la movilidad de estudiantes y personal del PDI o PAS en el espacio europeo.
A día de hoy, sin embargo, vemos que el Plan Bolonia ha sido un engaño, pues solo se han implantado determinados aspectos: suben las tasas de matriculación, se han reducido las horas lectivas, se eliminan asignaturas optativas, se masifican las aulas...
La integración en el Espacio Europeo de Educación Superior no ha sido más que un paso hacia la mercantilización de la Universidad, un objetivo que ya ni siquiera la ANECA (organismo encargado de aprobar los planes de estudio) se esfuerza en esconder: “[...] la universidad ya no es más un lugar tranquilo para enseñar, realizar trabajo académico a un ritmo pausado y contemplar el universo como ocurría en siglos pasados. Ahora es un potente negocio, complejo, demandante y competitivo que requiere inversiones continuas y de gran escala.”
Skilbeck 2001, pg.29

Cada día vemos como la Universidad se aleja de sus fines sociales y académicos, del carácter de espacio de cultura y saber que siempre ha caracterizado a esta institución, para ir amoldándose a un perfil que responde a la coyuntura e intereses del libre mercado, para transformarse en una fábrica de graduados listos para convertirse en engranajes del sistema.
La Universidad se privatiza a ritmo acelerado con la progresiva y silenciosa implantación de la Estrategia Universitaria 2015, que continúa lo empezado por el Plan Bolonia. Ya no se motiva el pensamiento crítico, ni el debate, ni el gusto de aprender por aprender; los profesores vomitan su temario como pueden para intentar completarlo en el tiempo record que suponen las 2h y media semanales que tienen, mientras los alumnos llegan, toman apuntes que más tarde memorizarán para plasmar en un papel el día del examen, y se marchan a casa sin más. No se incentiva el razonar, no se enseña a rebatir, a pensar, a ser crítico... solo a aceptar y asumir la información que se nos da.
Un conocido filósofo alemán describió, a mi parecer, la situación actual de la Universidad: "El sistema capitalista no precisa de individuos cultivados, sólo de hombres formados en un terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo"
La Universidad debe servir al saber y no a los intereses económicos del sistema capitalista. Por eso creo fundamental recuperar la Universidad pública como espacio común de intercambio de opiniones, de debate, de una juventud con inquietudes, creativa y crítica.

"Solo el que sabe es libre, y más libre es el que más sabe. Solo la cultura da la libertad"
                                                 Miguel de Unamuno

miércoles, 4 de abril de 2012

Cosas chiquitas

Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable. 
                                                                                                                       Eduardo Galeano

lunes, 19 de marzo de 2012

Declaración de intenciones

Que no me importe ser oveja negra, es más, que luche por salir a trompicones del rebaño.
Que lo que pienso y lo que digo no lo desmienta con mis actos.
Que tenga siempre en mente que el verdadero sabor de la vida es solo para los locos. 
Que viva mucho, que duerma poco.
Que sepa valorar las cosas más sencillas, los pequeños placeres de la vida.
Que no venda mis principios por un sueldo miserable.
Que haga lo que haga no tenga que sentirme culpable.
Que pueda llegar a vieja y al mirar atrás no me arrepienta:
Que haya reído y haya llorado, que si no he cambiado el mundo al menos lo haya intentado.
Que haya abrazado a los míos, follado con amigos y bailado con extraños.
Que asuma que la juventud no depende de los años.
Que aprenda de cada persona lo poco o mucho que pueda enseñarme. 
Que la sonrisa de un niño sea el regalo más grande. 
Que no me conforme. 
Que tenga presente que el mundo no acaba en el horizonte. 
Que no me calle. 
Que sepa rebelarme ante las injusticias... y que nunca, nunca, me canse de perseguir utopías.

Que somos aquello en lo que creemos.
No lo olvidemos.


sábado, 17 de marzo de 2012

L'air avec parfum au chocolat

Tres días. Setenta y dos horas...quizá alguna menos.
Y ocho pies; cuatro pares de pisadas que caminan sobre les pavés, oscuros, como esos bajo los que se escondía la playa en 1968. Si alguien observase a esas cuatro sombras deslizarse lentamente por la ciudad juraría que no llevan más rumbo que el que dicta el instinto, la simple inercia de poner un pie siempre delante del otro. Pero no, nada más lejos de la realidad. De todas formas, es igual, tampoco hay nadie que las observe salvo el frío y el cielo gris de una ciudad que aún está empezando a despertar.
Los cuatro pares de pasos tienen un destino concreto y avanzan sin vacilar por un trayecto que han recorrido varias veces en las últimas horas, aunque saben que ésta va a ser la última vez. Al menos por un tiempo.
Las mochilas están llenas, tan apretado el contenido que hasta ha costado cerrarlas... y, sin embargo, no es importante. Lo verdaderamente fundamental no lo han guardado con el equipaje, ni en los bolsillos del abrigo, ni en la carpeta con planos y billetes de avión. Lo verdaderamente importante es lo que guardan en la memoria. Los recuerdos de una aventura, breve pero intensa, es lo que de verdad cuenta... lo que queda al final del viaje. Y es eso, precisamente, lo que saborean mentalmente mientras que, con cada paso, se alejan de lo vivido y se acercan a casa.
Caminan juntas, sí, pero en silencio.


Con la complicidad de los que saben que han compartido algo grande.