domingo, 31 de mayo de 2015

Acostumbrarse

«A dos cosas hay que acostumbrarse,
 so pena de hallar intolerable la vida: 
a las injurias del tiempo las
 injusticias de los hombres».
Nicolas Chamfort


Acostúmbrate a coleccionar títulos
a repartir currículums
a llegar a la treintena sin un año cotizado
Acostúmbrate a infojobs o a buscar piso
Acostúmbrate a despedir amigos
a viajar en low cost y visitarles en su exilio
a hacer maletas para irte, tú también, lejos
o acostúmbrate a vivir con tus padres
Acostúmbrate a las decepciones
a la rabia o la esperanza repentinas

Acostúmbrate a los hospitales
al olor de sus pasillos
a los linfomas, las vías y los análisis
Acostúmbrate a los tanatorios,
al escozor de garganta y al temblor del labio
a la opresión en el pecho y los abrazos sin palabras
a las ausencias

Acostúmbrate también a las placentas llenas
a las cervezas “sin”
a las hipotecas con nombre propio y pañales
a los ojos brillantes y la emoción contenida
a pesar de todo

Acostúmbrate a conversaciones de adultos
a votar o abstenerte cada cuatro años
a leer basura y mentiras en la prensa
a escuchar debates yermos de barra de bar
Acostúmbrate a no dolerte ante un telediario
a que la gente muera en Palestina
como si fuese de voluntad propia
Acostúmbrate a la impotencia de los daños colaterales
a las misiones de paz de la OTAN
a la hipocresía de los demócratas
a que la culpa sea de la víctima
a vivir con el peso de saber lo que ocurre
a denunciarlo y ser terrorista.
a guardar memoria
a que lo normalizado se asuma sin críticas
Acostúmbrate a estar loco de cara a la galería

Acostúmbrate a la viejuventud
a la alopecia incipiente
a las estrías
a decidir, a elegir y renunciar
a brindar por los viejos tiempos que no son tan viejos
al por qué coño no sale nadie
o a que salgan todos y quemar Bardales
al “una y a casa” que nunca es
a la resaca hasta el martes

Acostúmbrate a acostumbrarte al resto de tu vida.


Advertencia del autor: acostumbrarse no implica resignarse.

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