miércoles, 4 de noviembre de 2015

Desprenderse (II)

"No importa que la sensación  sea triste o hasta desagradable,
pero cuando me voy de un sitio me gusta darme cuenta
 de que me marcho. Si no luego me da más pena."
Salinger; El Guardián entre el centeno





La primera parte también dolió,
fue un bofetón a mano abierta en la cara,
pero fue un golpe seco y fugaz
y el escozor duró lo que el tránsito.

Claro que importa y jode perder 
(trenes, cosas, momentos, gente)
pero Holden Caulfield y yo
éramos todo pose.
Y aún hoy, a veces.

                                                                                                            
"La vida pirata es la  vida mejor"
-solías gritar-
y estrellabas cubatas  de bar contra el suelo
la gente bailaba en el mar de cristal,
de ron barato, cocacola y hielo.

No quisimos ver que esto se iba a quebrar
(y llamarlo flaqueza ya no sería justo)
Hay cobardes también entre lobos de mar.
Ni siquiera supimos remar hasta Oporto.








Tronados y princesas, pájaros y peronis.
Molábamos fuerte.

lunes, 26 de octubre de 2015

Poetas de Madrid

"O podríamos ser honestos
y no hacer más poesía"
JLE Hoz


Alguien dijo una vez que "los poetas de Madrid están contentos follándose entre ellos", quizás sea porque los poetas de Madrid (que no necesariamente madrileños) vienen cortados con el mismo rasero: las mismas figuras, los mismos sombreros, la misma puta entonación artificial de loquendo malasañero, la misma trillada pose de inconformista bohemio. Las mismas ganas de gustar y de gustarse mutuamente... sí, por qué no, de follarse entre ellos.
Que las palabras las clavan y puede ser, también, que claven el contenido; que aprieten la tecla exacta de la empatía y que logren arrancarte alguna carcajada...puede ser incluso que sus palabras acierten en toda la diana.
Pero los poetas de Madrid, no sé, siempre me hacen sentir que es mentira lo que veo. Entre tres poemas de resacas y medio kilo de sudor y bragas, me hablas de capitalismo y dices convencido que "aquí estamos luchando". Perdona compañero, no es por desmerecer, pero yo aquí veo un recital en un bar pijo, bandejas y camareros, butacas con faldita y mucho, mucho postureo. No diré que no te creas lo que dices pero crees que con decirlo ya has cumplido, y este mundo de mierda no se cambia con buenismo.  
Háblanos de injusticias, de poderes, de machismo; cuéntanos lo que sentiste aquélla vez cuando volvías de un desahucio... y el público te dará aplausos emocionados.  No es por romper la magia pero... ¿sabes qué? Nadie de esta puta sala sabe de lo que has hablado. 
No han ido a manifestarse, nunca se han organizado, no han difundido nada, no han gritado, no han luchado, no han olido ni de lejos la injusticia que has narrado... pero quieren fotos y autógrafos de ese tío con sombrero que se ve que paró un desahucio. Comprarán tus libros para leer en casa lo que no quieren ver fuera y harán suyo el compromiso y la lucha que abanderas y seguro, seguro, que el próximo día de manifestación irán a cambiar el mundo a un bar pijo donde dan un recital unos poetas de Madrid (no necesariamente madrileños) que están contentos follándose entre ellos.

Por favor, un poquito más del mundo y menos de ego.

martes, 8 de septiembre de 2015

AMALIO CLUB

"- Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca
- Oh, eso no lo puedes evitar. Aquí todos estamos locos. 
Yo estoy loco. Tú estás loca.
- ¿Cómo sabes que yo estoy loca?
- Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí."
 Alicia en el país de las maravillas; L.Carroll





¿Cómo alguien podría olvidarse de aquel manicomio?

Aquella puta jaula de grillos donde se agolpaban un montón de individuos con su uniforme bicolor: pantalones blancos y camiseta negra con sus dos franjas a cuadros y, estampado en medio, el nombre de aquella noble institución (asociación cultural la llamaban algunos) en la que habían ingresado por voluntad propia y que probaba, a todas luces y sin necesidad de test ni pruebas clínicas, su más absoluta demencia. 
Allí un grupo embriagándose con "elixir de amor" de Zamo, justo al lado de esos que se preparaban para el desfile de lunáticos añadiendo a su atuendo algún complemento más o menos absurdo y borrachos de felicidad... El filósofo se bañaba en calzoncillos en una piscina hinchable para niños, aleccionando a las masas con sabiduría popular y rodeado de gambas flotantes; un montón de gente berreaba al ritmo de "qué bonito es Israel" mientras golpeaban las paredes de metal de la carpa que les alojaba y otros volcaban un urinario de cabina con alguien dentro para alegría de todos, que se recreaban en sus pocos escrúpulos y aplaudían su pocilga colectiva coreando "¿Cuál es la peña que huele peor?" para auto-responderse a continuación: "¡EL AMALIO!"
Un día al año hacían la "ronda satánica" en las que básicamente competían por parejas bebiendo calimocho hasta que el estómago o los esfínteres de alguien se rendían; también eran expertos en gorronear charangas a los vecinos, en animar el baile con una inesperada fiesta del agua enchufando a la gente con la manguera de limpiar o tratar de subir (o bajar) la temperatura con la improvisada, a menudo lamentable y siempre surrealista actuación de streappers a cargo de algún miembro de la peña con disfraces resultones y mucho afán por exhibirse. 
Porque recursos pocos, pero imaginación y desparpajo había a chorros (bebidas espirituosas también había a chorros, aunque la directiva y su economía planificada hacían lo imposible por controlar el búnker...con mejor o peor resultado a medida que transcurrían las noches). Todo eran maravillosas sorpresas: lo mismo se caían las paredes de la carpa que se metía gente en el arcón de los hielos, salían amalias del contenedor o alguien hacía noche en la taza del váter... todo bajo la atenta y protectora mirada del segurata. 
Como buena asociación cultural también había conciertos y sabe dios que nunca hubo un público tan entregado. Bailaban de todo y coreaban con orgullo su himno, ése con cuatro versos y un estribillo dedicado a una cebolla: nada menos mainstream y más genial que un vegetal ska.
No todo era fiesta y ocio nocturno, también hacían excursiones: los más valientes dementes iban con los primeros rayos de sol al zoológico a empatizar con sus más cercanos parientes, los primates, y a exigir "¡monos libertad!", pero la excursión estrella eran los coches de choque (donde amortizaban las capuchas de sus sudaderas) hasta que les vetaron la entrada al establecimiento si iban todos juntos... se ve que la sociedad aún no estaba preparada para tan altas dosis de locura y carencia total de sentido común.

Y sí, se dice que nacieron de un carrito y mil leyendas y hazañas más. Y que se disolvieron, probablemente, para librar al mundo de una hecatombe aún mayor. Pero nunca otra peña supo juntar a lo mejor de cada casa y nunca antes hubo tanto sinsentido bajo una misma carpa



Y no, desarraigo no es lo que tenían los de la generación del '98, desarraigo es lo que tengo yo cada comienzo de septiembre cuando me veo huérfana de asco y magia. "Amalios del mundo, re-uníos". Pofavó.

¡¡¡¿Cómo alguien podría olvidarse de aquel manicomio?!!!



domingo, 31 de mayo de 2015

Acostumbrarse

«A dos cosas hay que acostumbrarse,
 so pena de hallar intolerable la vida: 
a las injurias del tiempo las
 injusticias de los hombres».
Nicolas Chamfort


Acostúmbrate a coleccionar títulos
a repartir currículums
a llegar a la treintena sin un año cotizado
Acostúmbrate a infojobs o a buscar piso
Acostúmbrate a despedir amigos
a viajar en low cost y visitarles en su exilio
a hacer maletas para irte, tú también, lejos
o acostúmbrate a vivir con tus padres
Acostúmbrate a las decepciones
a la rabia o la esperanza repentinas

Acostúmbrate a los hospitales
al olor de sus pasillos
a los linfomas, las vías y los análisis
Acostúmbrate a los tanatorios,
al escozor de garganta y al temblor del labio
a la opresión en el pecho y los abrazos sin palabras
a las ausencias

Acostúmbrate también a las placentas llenas
a las cervezas “sin”
a las hipotecas con nombre propio y pañales
a los ojos brillantes y la emoción contenida
a pesar de todo

Acostúmbrate a conversaciones de adultos
a votar o abstenerte cada cuatro años
a leer basura y mentiras en la prensa
a escuchar debates yermos de barra de bar
Acostúmbrate a no dolerte ante un telediario
a que la gente muera en Palestina
como si fuese de voluntad propia
Acostúmbrate a la impotencia de los daños colaterales
a las misiones de paz de la OTAN
a la hipocresía de los demócratas
a que la culpa sea de la víctima
a vivir con el peso de saber lo que ocurre
a denunciarlo y ser terrorista.
a guardar memoria
a que lo normalizado se asuma sin críticas
Acostúmbrate a estar loco de cara a la galería

Acostúmbrate a la viejuventud
a la alopecia incipiente
a las estrías
a decidir, a elegir y renunciar
a brindar por los viejos tiempos que no son tan viejos
al por qué coño no sale nadie
o a que salgan todos y quemar Bardales
al “una y a casa” que nunca es
a la resaca hasta el martes

Acostúmbrate a acostumbrarte al resto de tu vida.


Advertencia del autor: acostumbrarse no implica resignarse.

jueves, 21 de mayo de 2015

Nihilismo (del latín nihil, "nada").

A veces quedaban para no hacer nada.
O para hacerlo.

La nada es tan relativa que puede serlo todo.
¿Qué haces? Nada.
Nada que genere beneficio.
Nada que vaya a salvar el Amazonas.
Nada que pueda parar una guerra.
Nada que vaya a curar el sida.
Nada que arregle este jodido mundo.

Pero puedes responder "nada" y estar
podando el césped,
tendiendo las bragas,
cantando en la ducha,
poniendo una bomba,
limpiándote el culo.

A menudo "nada" es "nada que os importe".

Pues eso, que a veces quedaban para hacer nada.
Se enredaban en diálogos dialécticos
cuerpo a cuerpo
se despojaban de todo lo pretendidamente superior,
de todo lo inexistente que debían creer
(rutina, justicia, ropa, miedo, moral, protocolo) .
Se aferraban al devenir de sus propios latidos
abrazaban las infinitas posibilidades de su existir
aquí y ahora
y las celebraban.
Sublimación de lo lúdico,
carnaval del instinto más primitivo.
Negaban todos los dogmas que no cupiesen en un somier
aullaban consignas de exaltación a la vida,
sin buscar lo trascendente en sus rituales,
burlando a la fe y quedándose el éxtasis,
Ignorando a cualquier autoridad
que no fuese la del reloj que señala
el momento en que se debe dejar de hacer nada.

Os juro que hacían mucho.
Pero nada que os importe.






domingo, 17 de mayo de 2015

Arbeit macht frei

"Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie."
Theodor Adorno



    "El trabajo os hará libres"- dicen las puertas del infierno en la Tierra.
    (De uno de ellos).
    Setenta años después no hay cenizas cubriendo el azul del cielo, no huele a carne quemada, ni se apilan contorsionados cadáveres tísicos esperando desaparecer en columnas de humo negro. No hay sombras con rostros de calavera realizando trabajos forzados, apiñados en barracones, rascándose las pulgas, comiéndose los miedos, consumiendo los días, esperando el milagro o la muerte.
    Es imposible imaginar el horror setenta años después, pero jurarías que ese sauce llorón de la esquina no pudo haber elegido un lugar mejor para echarse a llorar.

    Montañas de zapatos, de todos los tipos y tamaños; 
    piscinas de cepillos de dientes, cubiertos, prótesis; 
    madejas de pelo (parece ser que se hicieron muchas mantas con él); 
    maletas, marcadas con apellidos, 
    esperando vacías tras una vitrina a unos dueños que no volvieron a recogerlas.

    No conozco el horror pero he visto su museo. 
    El parque temático del silencio, donde el visitante está tan sobrecogido que cualquier palabra o gesto carece de todo sentido, un insulto vacío, un escupitajo en la cara de la humanidad.

    Hay un pasillo repleto de luchadores contra el horror. Te miran desde el marco de sus fotografías con sus trajes de rayas, sus triángulos rojos o rosas, sus estrellas amarillas, con sus nuevos nombres números sujetos en un cartel entre las manos. Algunos tienen los ojos brillantes, otros aprietan la mandíbula o tienen rostros tristes carcomidos por los augurios. Pero esos que te fascinan son los de la sonrisa, esos que fuera de cualquier lógica miran al verdugo que les dispara (de momento con una cámara) y aplican la filosofía del: 

    "Nuestra venganza es ser felices".


    martes, 14 de abril de 2015

    Elegía al fueguito que se propaga.

    "Otros arden la vida con tantas ganas
    que no se puede mirarlos sin parpadear,
    y quien se acerca, se enciende"
    Eduardo Galeano



    Óyeme Eduardo,
    estas cosas se avisan, se adelantan, 
    que me he quedado triste, con la mirada perdida,
    con el titular de prensa atravesado en los párpados
    y tu despedida atravesada en la garganta.
    Ya no habrá quien nos encamine el paso
    en dirección a la utopía,
    que nos diga que el delirio es un derecho
    que nos declare "hijos de los días".
    Alguien tendrá que recordarnos que las manos son nuestras
    aunque estén vacías,
    que venimos de la tierra
    y que somos todos indígenas con las venas abiertas, 
    Alguien que venga a explicarnos lo que engendra la violencia
    alguien que señale claro a aquellos que la sustentan.
    Óyeme Eduardo,
    voy a hacer cosas chiquitas, 
    a transformar lo transformable y,
    luego, 
    que se extienda bien el fuego.
    Tu fueguito se ha apagado y, mañana,
     no se reconcilian ya tu ayer y tu hoy
    pero ardías la vida con tantas ganas
    que quien lee tus páginas y 
    se acerca a tus palabras,
    se enciende.

    Gracias por sembrar fueguitos de alegría y lucha.
    Los Nadie te lloran.