Te voy a contar la historia del mar que no era y la casa que era barco. Los desayunos eran en proa, que dicen que es el "Clube dos Poetas Mortos"... aunque allí estaban todos muy vivos. El anfitrión (¡oh capitán, mi capitán!) tiene la sonrisa más grande del mundo y una tripulación que se adormece en las terrazas de los bares al sol de enero.
Te diré que donde el mar no está hecho de olas, rompen contra las calles puñados de carcajadas, canciones desafinadas y acordes torpes de guitarra. Los gritos se leen en las paredes, en mil idiomas y caligrafías, y nadie los calla porque la ciudad está viva. Tan viva que baila cumbia, reggae o ska al ritmo de los fogones, y cualquier cocinillas o pinche es buen compañero de baile.
Te contaría que vimos reptilianos chupasangre y transformes alcohólicos y, aunque me digas que fue puro teatro... créetelo, porque allí no hay nada imposible salvo encontrar una república que no te deje los pies fríos y el corazón caliente.
Y te daré un consejo: no te levantes a contestar el teléfono que cuelga del techo porque, si te despistas, tu cama se convierte en zoo y tienes gatos y perros entre las colchas. Entonces alternas estornudos y sonrisas a partes iguales.
Y que siga la fiesta que aquí uno se embriaga a té hasta que el mundo se da la vuelta y no hay nada más divertido que emular a Da Vinci. Que quizás no doblemos herraduras con las manos pero ¿sabes qué? fuimos tan súper-hombres, tan súper-mujeres, que arreglamos el mundo varias veces y, después, nos descojonamos de todo aquéllo que no pudimos arreglar.
Nos reímos de lo injusto, de lo triste y del miedo. Nos reímos hasta de los muertos. Y no es que seamos frívolos o que nos ponga el humor negro (que también) es que, a pesar de todo, nosotros estamos vivos.
Que aunque el mundo es inmenso y hay mil caminos distintos y distantes, cualquier tren nocturno te lleva al puerto de un amigo.
¡Que não estas sozinho!
Te voy a contar la historia del mundo que necesitaba más palabras de una luchadora empedernida (ese que es à nous).
ResponderEliminar