lunes, 21 de enero de 2013

 "Si no escalas la montaña,
jamás podrás disfrutar el paisaje."
Pablo Neruda

Sentarse en la cima del mundo y sentirse atrapado en la blanca inmensidad. El todo y la nada. Miraba al horizonte sin que existiese el horizonte. El silencio taponando los oídos y el viento forzando, indómito, a entrecerrar los ojos. Le nacía escarcha en las pestañas. Sentía el cuerpo entumecido por el frío mientras un calor interno le sosegaba. Tan cerca del mundo pero tan fuera de él.


La trascendencia debía ser aquéllo



lunes, 14 de enero de 2013

Hilvanes

 "No aceptes lo habitual como cosa natural.  
Porque en tiempos de desorden,  
de confusión organizada, de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar" 
Bertolt Brecht


Sabes que los gritos, las broncas y el menosprecio a tus ideales provienen de amargos temores. 
No dudas que te quieren pero tampoco hay duda de que hubieran preferido que fueses de otra manera. 
¿Podrías cambiar? Probablemente, pero ya no serías tú. Serías inmensamente infeliz.
Además ellos algo tienen que ver en tu forma de entender el mundo que ahora tanto les asusta: alguien te enseñó lo que era el altruismo, la solidaridad, que el dinero no vale más que las personas y que uno no puede sentarse impasible a ver la ejecución de injusticias. Quizás se les haya olvidado. 

Hablan de "radical" en un mundo radicalmente enfermo, de por qué buscas guerra en un mundo en paz... En un mundo en paz en el que, sin embargo, temen represión contra el que disiente. Contradicciones. Si la censura se instala en tu propia casa qué no puedes esperar al salir a la calle. A la gente le dan miedo las ideas, le dan miedo las sanciones, le da miedo lo distinto.  ¿Quién decide lo correcto y lo incorrecto? ¿Quién legitima la ley? El sistema nos convence de que la potencia no puede diferir del acto, lo que hay es lo que hay, la impotencia es nuestra naturaleza y oir, ver y callar es el gesto habitual de una sociedad "en paz".
Confunden libertad con la comodidad de una rutina, con no llevar grilletes, y democracia con introducir un papel en una urna de plástico cada cuatro años.

La cultura del terror. Ellos tienen miedo a no llegar a fin de mes, a que tu actividad les suponga gastos excepcionales, a que el gobierno te señale por pensar lo que piensas, a una posible represión.
Tú tienes miedo a que todo siga igual, a que tus hijos crezcan en un mundo podrido de avaricia e individualismo, a la esclavitud del capital a la que ya estás destinada, al sufrimiento gratuito de la gente.
No esperas orgullo, ya ni siquiera empatía, pero al menos un respeto a tus ideas, a tu forma de pensar y a tu elección de no agachar la cabeza y conformarte, al menos mientras te quede juventud y energía suficiente para enfrentar lo que consideras injusto. 

Sin duda, lo que más te duele, es el firme convencimiento que tienen de que no piensas por ti misma, de que te han lavado el cerebro. Escuece que cuestionen tu sentido crítico, tu propia capacidad de elegir cómo quieres vivir... es el mayor insulto a tu inteligencia y tu integridad moral que te hayan hecho. Y quema.

Puede que los años te quiten la ilusión y la esperanza de cambio y acabes pareciéndote a ellos. Puede que mañana las derrotas acaben con tu inconformismo y que termines asumiendo la propaganda mediática, dejándote llevar por las normas sociales que dicta qué sabes tú quién, hipotecando tu vida tristemente para no quedarte al margen de la sociedad... pero de momento es hoy. Hoy y no mañana. 

Por eso las palabras precisas en el momento preciso suelen patrocinar carreras de lágrimas que resbalan por las mejillas para alcanzar su meta en la comisura de una sonrisa reciente. Reconforta saber que no lo haces todo mal y que hay quién considera que es loable cómo piensas y que actúes en consecuencia. Reconforta tanto.




                   





martes, 8 de enero de 2013

StopDesahucios

Solidaridad. 
Y se te llena la boca y el pecho al decirlo porque crees que cada día comprendes mejor lo que significa, todo lo que abarca, lo mucho que te acerca a otras personas y lo mucho que engrandece cualquier gesto.
La solidaridad.
Que no va de arriba a abajo, como la caridad, sino de al lado.
Que no viene del bolsillo, ni de la cartera, sino de dentro. 
De la empatía y las ganas de cambio. De la fe en las personas.
Yo la he visto en mi ciudad.
Ciudad que creíamos muerta, débil, pequeña en tamaño y en lucha... y se ha hecho enorme de repente.
Ya van muchas batallas perdidas en la búsqueda de soluciones al problema de María, pero no amargan porque se hace aún más evidente la fuerza que tenemos, la solidaridad que no pueden destruir ni con el hambre, ni con el frío, ni con jugadas maestras, ni con su estúpida represión... ellos intentan cerrar bocas y agachar cabezas con sanciones económicas porque claro, para ellos el dinero es lo que cuenta.
Pueden tener todo el dinero del mundo (y seguirán queriendo más) y cuentan con las fuerzas del Estado que, aun pagadas por la ciudadanía, ejercen una labor increíble como seguridad privada al servicio del capital, pero aparte de eso...no se tienen ni a sí mismos.
A ellos les apoyan mercenarios sin escrúpulos que les defienden por cuestiones salariales.
A María la definde su gente, su ciudad, su clase; por lealtad hacia la justicia de su causa, por empatía, por solidaridad.

María es tan dulce que nos regala bombones y viene a saludar a "sus jóvenes" cuando nos ve en la sucursal y, tan dura, que ningún policía fue capaz de sostenerle la mirada llena de dignidad después del desalojo de la sucursal.

Hoy la han citado otra vez para negociar y luego se han negado a recibirla jugando una vez más con sus ilusiones...


- ¿Cómo estás María?
- Bueno... Tengo aún mucha fuerza. Me la dais vosotros.

Y no va a faltar mientras queden no neutrales en la ciudad,
¡Guadalajara que bonita te pones cuando luchas!